Es habitual que la gente haga todo lo posible para evitar los productos químicos en sus alimentos y productos de belleza, sin pensar en los que se encuentran en los muebles y textiles de sus hogares.
Los retardantes de llama son los principales agresores de nuestra salud (y del medio ambiente) cuando se trata de textiles para el hogar. Estos acabados en espuma para tapicería de muebles, productos electrónicos y colchones contienen sustancias químicas peligrosas llamadas éteres de difenilo polibromados, que oficialmente han llegado a nuestros océanos y mariscos.
Pero entre los retardantes de llama halogenados, los productos químicos repelentes de manchas y los productos sintéticos a base de PVC, hay muchas cosas que debemos tener en cuenta en nuestros tapizados, alfombras, cortinas y ropa de cama para el hogar. Si bien estos productos químicos tienen un propósito importante: los tratamientos antimanchas ayudan a mejorar la longevidad y durabilidad de un producto; los retardantes de llama se han utilizado para reducir el riesgo de incendio durante siglos; y otros acabados, como los tratamientos antiarrugas, ayudan a crear productos que son funcionales y estéticamente agradables; las investigaciones científicas están comenzando a confirmar que algunos de ellos representan una amenaza para la salud humana.
Bueno: Las telas que inherentemente repelen las llamas (piense en opciones sintéticas como el poliéster y el nailon) son mejores opciones para la calidad del aire de su hogar, pero tienden a tener una alta huella de carbono.
Mejor: los textiles de lana y seda tienen cualidades retardantes de llama naturales, ¡pero son caros!
Lo mejor: los textiles naturales tratados con retardantes de llama orgánicos que contienen fósforo se están volviendo cada vez más populares y fácilmente disponibles, aunque todavía no son tan fáciles de encontrar como otras opciones.